Poderosa
Desde lo alto de Montjuïc, el MNAC te invita a recorrer por mil años de arte como un testimonio vivo de la historia, la cultura y la creatividad que han definido a Barcelona a lo largo de los siglos como lo que es: una ciudad muy poderosa.
Construido con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, el Palau Nacional se convirtió en uno de los emblemas arquitectónicos de la ciudad gracias a su estilo neobarroco, sus dimensiones grandiosas y su ubicación privilegiada: en lo más alto de la montaña de Montjuïc.
Hoy en día, reconvertido en el MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya) es un museo que custodia más de mil años de arte: un gran patrimonio artístico que lo convierte en un auténtico tesoro cultural de la ciudad con el que puedes viajar en el tiempo sin riesgo de alterar la historia ni de acabar atrapado en la Edad Media sin WiFi.
Este imponente edificio no solo ofrece una de las panorámicas más emblemáticas de Barcelona, sino que es un reflejo del espíritu barcelonés donde el pasado y el futuro se dan la mano.
Barcelona ha sido históricamente un punto de encuentro de culturas, ideas y movimientos. Desde el auge del modernismo catalán a finales del siglo XIX, con figuras como Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch, hasta los Juegos Olímpicos de 1992, que la pusieron en el mapa mundial, la capital catalana ha sabido combinar tradición e innovación.
La ciudad condal ha dejado huella en disciplinas como la arquitectura, el diseño y las artes visuales, consolidándose como una referencia global en creatividad y modernidad. Esta capacidad para reinventarse, sin perder sus raíces, es lo que ha forjado el carácter inconfundible de Barcelona: una ciudad que vive entre el seny y la rauxa, es decir, con cabeza… pero también con mucha fiesta.
Como decía el cantautor de rumba catalana Peret, Barcelona té molt poder, por su historia y legado artístico, y también por su habilidad para emocionar, inspirar y transformar a quienes la visitan.
Por ello, la próxima vez que subas a Montjuïc, párate un momento a contemplar las vistas de postal… y déjate envolver por el arte y por el orgullo catalán. Sobretodo, recuerda que Barcelona no solo es una ciudad única y creativa… és poderosa.